N O I M P O R T A
Yira Yira
Cuando la suerte, que es grela,
fallando y fallando
te largue parao...
Cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao...
Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol...
Cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar...
La indiferencia del mundo
que es sordo y es mudo
recién sentirás.
Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor...
Que al mundo nada le importa...
Yira... Yira...
Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor...
Cuando estén secas las pilas
de todos lo timbres
que vos apretás,
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao
después de chinchar,
lo mismo que a mí...
Cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa
que vas a dejar...
¡Te acordarás de este otario
que un día, cansado,
se puso a ladrar!
Cambalache
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...
Era más blanda que el agua,
que el agua blanda.
Era más fresca que el río,
naranjo en flor.
Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó.
Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y, al fin, andar sin pensamientos.
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.
Después, ¿qué importa del después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado.
¡Eterna y vieja juventud,
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz!
¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor
segundo piso, ascensor;
no hay porteros ni vecinos
adentro, cocktel y amor.
Pisito que puso Maple,
piano, estera y velador...
un telefon que contesta,
una fonola que llora
viejos tangos de mi flor,
y un gato de porcelana
pa que no maulle al amor.
Y todo a media luz,
que es un brujo el amor,
a media luz los besos,
a media luz los dos...
Y todo a media luz,
crepusculo interior,
que suave terciopelo
la media luz de amor.
Juncal doce veinticuatro,
telefonea sin temor;
de tarde, te con masitas,
de noche, tango y amor;
los domingos, te danzante,
los lunes, desolación.
Hay de todo en la casita:
almohadones y divanes
como en botica... coco,
afombras que no hacen ruido
y mesa puesta al amor...
pitos, matracas y flores
y mil pájaros cantores
la recibieron triunfal.
Matos Rodríguez, el genial,
le bordó su pollerita
y siendo más señorita
la fueron a bautizar,
para poderla llamar con amor,
La Cumparsita. Cantado
Supieras...
que aún dentro de mi alma
conservo aquel cariño
que tuve para ti...!
Quién sabe, si supieras
que nunca te he olvidado!
recordando el pasado
te acordarás de mí...
Mis amigos ya no vienen
ni siquiera a saludarme,
nadie viene a consolarme
en mi aflicción;
desde el día en que te fuiste
tengo angustias en mi pecho;
decí, percanta, qué has hecho
de mi pobre corazón!
Al cotorro abandonado
ya ni el sol de la mañana
asoma por la ventana,
como cuando estabas vos
y aquel perrito compañero
que por tu ausencia no comía
al verme solo, el otro día,
también se marchó.
Quien sabe si supieras
que nunca te he olvidado...!
recordando el pasado
te acordarás de mí...
Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón.
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
o un amor que lo engañó;
vacío ya de amar y de llorar
tanta traición...
Si yo tuviera el corazón,
el corazón que di;
si yo pudiera, como ayer,
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos,
que hoy me gritan su cariño,
los cerrara con mis besos
sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir...
Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí;
si olvidara a la que ayer
lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...
Pero Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte.
Déjame que llore como aquél
que sufre en vida la tortura
de llorar su propia muerte.
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar...
Pero un frío cruel, que es peor que el odio,
Punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor,
maldijo para siempre y se robó
toda ilusión...