("Hasta el fin", Yanin)
El invierno cálido sin otoño, ni primavera, te envolvía como sábanas de agua inmortal, en la fuente que esparcía granos de luz y te perforaba hasta ingresar al capullo del tesoro.
De esa manera, gira el fuego en la espalda, cuando se encendía la joya con la chispa.
Gira como ADN, formando infinitos...
Hasta el fin del fuego...