No eran dos días, ni un cuarto. Un cuarto con aromas a sahumerios que se despegaban y soltaban la conexión...
No había anillo... Era un número...
El recuerdo accidentado que aparecía de golpe como neblinas del pasado. Pero era una piedra dura que al tocarla se encendía, como un imán.
... Llamaba a sonámbulos, quizás, para volver...
Volvía la lluvia transformada en nieve y cubría de blanco el cuarto
... Estaba herido de blancura....
Pequeños pasos escribían el instante, percibían el aire cuando se acercaba en el embarazo de una nueva nebulosa.
... Auroras del útero
con marcas de los ganchos tratando de cazar
un diamante de la noche...
Yanin
