Despertaba el dolor, y varias nubes se acercaban con fragmentos del pasado, como cortadas con venenos... Decían que alguien estaba leyendo el cuaderno, olvidado en aquellas mudanzas y quizas estaban adentro observando el interior.
... La caza del ajedrez era para destruir el tablero o al menos eso parecía. Había punzadas de traiciones en esas cuevas donde se escondían hasta el anochecer. Y si no era traición, era rechazo y al rechazar se percibía una filmadora, proyectando sobre tu cabeza otra mirada, para la reacción...
... Por las noches había ilusiones confundidas con la misma oscuridad y luego en el choque retumban y se frenaba.
... No era un ciclo...
Llegaba un final, luego se volvía a repetir, quizás desde otro ángulo o en el mismo.
Se ponía pesada la lectura con el negativo inmovible y así brillitos y nada...
Brillos de orgasmos... y nada. Eran grabaciones, como lluvia en la habitación, o copias fabricadas que volvían a caer. El cemen se había convertido en estrellitas.
Yanin
