Entender a la música es como tratar de entender a las almas. Acaso hay mejor manera de conocerlas que no sea fluyendo a través de ellas. ¡Pero, no! No nos podemos dejar dominar por la música... Cuando entramos al mundo de las almas dijimos: ¿De quién es? e inyectamos el veneno en las palabras. Acaso ellas podrían haber dicho lo mismo alguna vez o, quizás, no tenían ese sentido de pertenencia